viernes, 13 de marzo de 2020

Sin saberlo


Mi abuela Elvira tenía tres vestidos. Si le regalaban uno nuevo, lo guardaba y no se lo ponía hasta que alguno de los que usaba estuviera muy estropeado. En ese caso, reutilizaba el antiguo para hacer trapos y empezaba a ponerse el nuevo. También hacía jabón natural con aceite usado. Recuerdo ese olor que tenía ella, su ropa y toda la casa, pues lo utilizaba para todo. Ahora eso lo hacen los ecologistas, pues igual mi abuela lo era sin saberlo.
Nunca se maquilló la cara y tuvo toda su vida un cutis estupendo. Su secreto era no tomar demasiado el sol. Presumía de un estupendo pelo totalmente blanco que llevaba con mucho orgullo recogido en un moño bajo y con un caracolillo en la frente que se hacía con su versátil jabón manufacturado. Era una mujer empoderada, sin saberlo.
No necesitaba más que lo necesario y era la persona más feliz del mundo. Ahora llaman a eso minimalismo, pues igual mi abuela era minimalista sin saberlo.
Cualquier actividad por simple que fuera, la hacía con conciencia, desde fregar a pintar las sillas de su casa. Ahora llaman a eso mindfulness, pues igual mi abuela lo practicaba sin saberlo…

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